Tuesday, February 16, 2010

Testamento de un pícaro gracioso

Testamento de un pícaro gracioso:

"Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi sobrino Pedro nunca jamás hay que pagar la cuenta al sastre nada para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo".

Como el testamento no tenía puntuación alguna, cada uno llevó el agua a su molino. Veamos cómo lo leyeron:

Juan: Dejo mis bienes a mi sobrino Juan, no a mi sobrino Pedro. Nunca jamás hay que pagar la cuenta al sastre. Nada para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.

Pedro: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No, a mi sobrino Pedro. Nunca jamás hay que pagar la cuenta al sastre. Nada para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.

Sastre: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi sobrino Pedro? Nunca jamás. Hay que pagar la cuenta al sastre. Nada para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.

Jesuitas: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi sobrino Pedro? Nunca. Jamás hay que pagar la cuenta al sastre, nada. Para los jesuitas, todo. Lo dicho es mi deseo.

Por eso la Junta del pueblo resolvió invertir ese dinero en un curso de Ortografía en la escuela pública.

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